lunes, 19 de agosto de 2013

Ivic cuenta con nuevos espacios para realizar estudios paleontológicos en Venezuela

Caracas , 26 Jul. AVN.- El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) cuenta con un nuevo centro para el estudio de animales prehistóricos en el país, espacio que será apoyado por la fundación Laboratorio de Paleontología de este instituto. 

Ascanio Rincón, quien es jefe de este laboratorio en el que también se recibirán muestras para futuros descubrimientos, informó que este centro es el único de su tipo en Venezuela, puesto que ofrecerá estudios sobre los vertebrados, grupo en el que se encuentran peces, mamíferos, reptiles, anfibios y aves.

"En la Universidad Simón Bolívar (USB) funcionaba el Laboratorio de Paleobiología, que prácticamente desapareció con la jubilación del profesor Omar Linares. También estaba el Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Paleontológicas de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Unefm) en Falcón, pero mermó su actividad cuando el arqueólogo José María Cruxent se retiró, por lo que no hay otros laboratorios de paleontología de vertebrados formalmente establecidos”, señaló Rincón en una nota de prensa.

El espacio para el estudio de la paleontología prestará servicio de asesoría y acompañamiento a instituciones del Estado y empresas privadas que requieran la presencia de expertos durante la remoción de escombros o movimientos de terrenos. 

Asimismo, el laboratorio impulsará la formación y captación de talento humano en áreas como excavación, análisis y conservación de fósiles. 

Rincón indicó que en este centro colaboran cinco estudiantes graduados, dos del Ivic y tres de la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero la meta es sumar más candidatos.

"Apenas estamos dando los primeros pasos, el mayor reto de nuestro laboratorio es construir la academia de paleontología de Venezuela", destacó Rincón.

Desde hace algunos años, en el Centro de Ecología de este instituto se ha trabajado en el mapeo de la biodiversidad del pasado venezolano, en el transcurso de las eras geológicas por las cuales ha transitado la zona septentrional de Suramérica, con el propósito de dar a conocer los cambios regionales en los diferentes ecosistemas y sus implicaciones en el país. 

La iniciativa denominada PaleoMapas ha recopilado información sobre las colecciones públicas y privadas de restos fósiles, tanto de seres humanos como de otras especies que habitaron en Venezuela en épocas pasadas. 

Además del estudio de los vertebrados existen colecciones de fósiles en el Ivic, el Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, en el estado Miranda; el Museo de Ciencias Naturales de Caracas, la Fundación La Salle en San Carlos, Cojedes, la Alcaldía de Urumaco, en Falcón y en la Universidad del Zulia.

La Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural establece que los bienes arqueológicos y paleontológicos forman parte del patrimonio cultural del país, por lo cual son propiedad del Estado y su tutela comprenderá "investigación, rescate, preservación, conservación, restauración, revitalización, revalorización, mantenimiento, incremento, exhibición, custodia, vigilancia, identificación y todo cuanto requiera su protección cultural, material y espiritual".

Fuente:
AVN 26/07/2013 10:23
http://www.avn.info.ve/contenido/ivic-cuenta-nuevos-espacios-para-realizar-estudios-paleontol%C3%B3gicos-venezuela

sábado, 17 de agosto de 2013

Urumaco, tierra de gigantes

Restos vertebrales articulados in situ de cocodrilo prehistórico (especie no identificada). Fotografía: Cathy Villalba
Urumaco es uno de los yacimientos de vertebrados fósiles del período Neógeno más famoso de América del Sur, y el lugar con los registros paleontológicos más importantes del país. Sus fósiles son nuestro patrimonio y cabe a cada uno de los venezolanos su custodia y preservación. 

Urumaco capital del municipio que lleva el mismo nombre, es un pequeño poblado, ubicado a 60 km al oeste de la ciudad de Santa Ana de Coro, capital del estado Falcón. Con un clima semiárido y bañado por un radiante sol, que ilumina paisajes donde predominan los cardonales y arbustos espinosos. Es un lugar idóneo para la observación de la flora y de la fauna característica de la franja semiárida del estado Falcón. Sin embargo, lo más impresionante de este lugar son las maravillas que se esconden en sus rocas, que evidencian faunas, floras y ambientes del pasado muy diferentes a los que se pueden observar en la actualidad. Gracias al paso de milenios y al desgaste sufrido por las rocas a consecuencia de los procesos erosivos de la lluvia y del viento, los tesoros paleontológicos de Urumaco han quedado expuestos, dando una clara visión de las magníficas bestias extintas que alguna vez nadaron y caminaron por estas tierras. 

En base a estos restos fosilizados como huellas del tiempo, los paleontólogos y geólogos han podido descifrar las condiciones ambientales que imperaron en el pasado en la zona que hoy es Urumaco. Lugar con los registros paleontológicos más importantes del país, que lo convierte en uno de los más famosos yacimientos de América del Sur de vertebrados fósiles del período Neógeno, comprendido entre 23 y 2,5 millones de años de antigüedad (Ma). La geología de Urumaco es muy compleja y la misma contiene una amplia secuencia de millones de años, con rocas que fueron depositadas en una amplia variedad de ambientes marinos, estuarinos-lagunares, deltaicos y fluviales.
Afloramientos de la Formación Urumaco en el cauce del Río Urumaco. Fotografía: Jorge Carrillo

El registro Paleontológico de Urumaco 

Todo comenzó en la década de los años cincuenta en pleno auge petrolero, momento para el cual en las cercanías del pueblo de Urumaco, a escasos kilómetros al norte, donde fue instalado el campo petrolero el Mamón, justamente próximo a las localidades fosilíferas más representativa de la Formación Urumaco. Durante ese tiempo el personal técnico de la Texas Petroleum Company consiguió recuperar en la localidad conocida como Tío Gregorio un gran cráneo de cocodrilo del tipo gavial, que posteriormente fue donado a la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en donde con orgullo se encuentra exhibido en sus instalaciones. Desde ese momento comenzaron los primeros trabajos exploratorios y científicos de la región de Urumaco, por el reconocido Dr. José Royo y Gómez geólogo de la UCV, abriendo una ventana al pasado y sentando las bases para subsiguientes expediciones y trabajos científicos en el lugar, actividad que por más de 40 años ha contado con la participación de renombrados investigadores e instituciones de Venezuela y del exterior. 
Restos de millones de moluscos en la Formación Urumaco, indican antiguas incursiones del mar. Fotografía: Jorge Carrillo
Paisaje colorido de los afloramientos de la Formación Codore (Plioceno Temprano). Fotografía: Jorge Carrillo
Cráneo de cocodrilo in situ y comparado con un martillo de geólogo como escala. Fotografía: Jorge Carrillo
Diente del tiburón extinto Hemipristis serra (Formación Urumaco). Fotografía: Jorge Carrillo
Diente fósil de raya Myliobatis (Formación Urumaco). Fotografía: Jorge Carrillo

El simple hecho de mencionar la palabra Urumaco es hacer referencia a las magníficas faunas fósiles que en ese lugar habitaron hace millones de años atrás. El lugar asombra a cualquiera que tenga el privilegio de adentrase en su vasta extensión, donde se pueden apreciar acumulaciones de millones de conchas de moluscos y restos de otros organismos como crustáceos, estrellas de mar, entre otros. Evidencia de lo que alguna vez fue el lecho marino. En medio de estos sedimentos con un poco de pericia y un ojo experto, pueden ser hallados gran cantidad de restos de peces y dientes de tiburones, lo cual demuestra la gran paleodiversidad marina del lugar. Uno de los registros marinos más fascinante de Urumaco son los grandes dientes del tiburón gigante (Megaselachus megalodon), especie extinta que habitó las antiguas costas de Venezuela y que pudo haber tenido tamaños superiores a los de un autobús (más de 18 metros), convirtiéndose en el máximo depredador que vivió en los océanos de ese momento. 

Si damos una mirada al registro de los reptiles fósiles de la Formación Urumaco, podemos tener una idea de lo impresionante de los tamaños y de la diversidad de estos; los registros fósiles incluyen abundantes restos de grandes serpientes, tortugas y cocodrilos. Para el lugar se conocen al menos cinco especies de tortugas fósiles entre ambientes marinos y continentales, siendo un caso muy particular la presencia de la tortuga fósil matamata (Chelus lewisi), de gran importancia por el contexto paleogeográfico que esto implica, ya que la única especie viviente (Chelus fimbriatus) habita exclusivamente las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco. Sin embargo, la tortuga fósil más famosa de la Formación Urumaco es la tortuga gigante Stupendemys geographicus, descubierta en la década de los años sesenta por una expedición venezolana-norteamérica financiada por la National Geographic, de ahí su nombre “geographicus”. Esta tortuga extinta de ambientes continentales está considerada como la más grande del mundo, por las dimensiones de su caparazón con 3,3 metros de longitud por 2,1 metros de ancho, tamaño muy similar al de un moderno carro compacto. 

En el caso de los cocodrilos fósiles, la zona de Urumaco está actualmente catalogada como el lugar con la mayor diversidad de especies fósiles del mundo, conociéndose un poco más de 14 especies extintas, y con la esperanza de los paleontólogos que hacen vida científica en el lugar que el número siga incrementándose a medida que el lugar deje al descubierto sus tesoros. La mayoría de los cocodrilos fósiles de Urumaco fueron enormes animales con tamaños superiores a los seis metros de longitud, entre los cuales podemos mencionar a una extraña especie conocida como cocodrilo rostro de pato (Mourasuchus arendsi) por lo aplanado de su cráneo y con más de siete metros de largo, el cual se cree estaba especializado para la captura de peces y crustáceos. Sin embargo, el cocodrilo fósil de mayor dimensión es el gran Purussaurus mirandai, especie cuyo nombre se deriva en honor al General Francisco de Miranda; para ésta especie se han estimado longitudes superiores a los 11 metros. 

Otras especies incluyen una gran variedad de grandes cocodrilos de rostro largo conocidos como gaviales, entre los cuales se pueden mencionar: Ikanogavialis gameroi, Brasilosuchus mendesi, Hesperogavialis cruxentiy, Gryposuchus croaxati, teniendo éste último un tamaño estimado de 10 metros y 1.750 kilos de peso. Es importante hacer mención que en la actualidad los cocodrilos gaviales se encuentran exclusivamente en el sudeste asiático con sólo dos especies, pero en el pasado su distribución fue más amplia y Urumaco tiene una de las faunas más ricas de gaviálidos fósiles. 
Cráneo de la tortuga marisquera (extinta) Bairdemys venezuelensis. Fotografía: Marcelo Sánchez Villagra
El autor mostrando el cráneo del cocodrilo gavial gigante Gryposuchus croizati. Fotografía: Rodolfo Sánchez
Hueso fósil de Mamífero in situ. Fotografía: Jorge Carrillo
Los mamíferos también tienen abundantes registros fósiles en las diferentes formaciones geológicas de la Region de Urumaco, dando fe de los variados ambientes en que habitaron. En sedimentos de la Formación Urumaco que han sido interpretados de origen fluvial y lagunar, se han encontrados restos de fósiles de un primitivo manatí (Nanosiren sanchezi) un poco más pequeño que las dos especies actuales que se encuentran en Venezuela (Trichechus inunguis y Trichechus manatus), y que habitan lugares como el Lago de Maracaibo, ríos y caños de llanos. Restos fósiles de toninas o delfines de agua dulce, muy emparentadas con las especies que viven en la actualidad en las cuencas del Amazonas y Orinoco, también han sido encontradas en la Formación Urumaco. 

En las zonas aledañas a estos cuerpos de agua, habitaron otros colosos, tales como las grandes perezas terrestres Urumaquia robusta, Urumacotherium garciai, Mirandabradys urumaquensis y Bolivartherium urumaquensis, entre otras; especies fósiles con tamaños corporales estimados en más de cuatro metros y tres toneladas de peso en las especies más grandes. Estas extintas perezas terrestres están emparentadas con las actuales perezas arborícolas y otros Xenarthra actuales del territorio nacional como el famoso oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla) y el osito melero (Tamandua tetradactyla). Grandes acorazados (parientes cercanos de los actuales cachicamos o armadillos), conocidos como glyptodontidos de casi dos metros de largo y más de 500 kilos como Boreostemma pliocena, también habitaron estas tierras junto con otros inmensos y extraños mamíferos ungulados (animales con pesuñas) endémicos de América del Sur como los astrapoterios, toxodontidos y litopterna. Bestias con morfologías corporales que impresionarían a cualquiera, ya que su aspecto no se parece en nada a las especies que conocemos en la actualidad. 

En  el año de 1980, a partir de pocos elementos fósiles procedentes de Urumaco, fue descubierto un molar de la especie de roedor designada con el nombre de Phoberomys pattersonipor un paleontólogo uruguayo; pero 20 años después en el año 2000 un grupo de paleontólogos venezolanos liderado por el Dr. Orangel Aguilera, descubrieron en sedimentos de la Formación Urumaco, un esqueleto casi completo de lo que fue para ese momento el roedor fósil más grande del mundo, título que posteriormente fue cedido a un ejemplar de otra especie de roedor encontrado en el Uruguay. Phoberomys pattersoni conocido cariñosamente como “Goya” fue un roedor gigantesco de posibles hábitos semiacuáticos y herbívoro, como el chigüire, pero con un peso superior a 500 kilos, unas diez veces más pesado que el roedor más famoso de los llanos venezolanos. “Goya” está relacionado con las actuales pacaranas, roedores del tamaño de un zorro que viven desde Venezuela hasta Bolivia. 
Banco de grandes ostras Crassostrea en la Formación San Gregorio (Plioceno Tardío). Fotografía: Jorge Carrillo

Presente espejo del pasado 

Muchas especies fósiles de la región de Urumaco como algunos peces dulceacuícolas (cachamas y los bagres sierra, rayado y cajaro), cocodrilos, serpientes, tortugas y toninas, entre otros, tienen representantes que persisten hoy en día exclusivamente en las cuencas del Amazonas y Orinoco. Estos ensambles faunísticos fósiles y de los ambientes sedimentarios en los que han sido conseguidos, han llevado a geólogos y paleontólogos a interpretar que estos ambientes estuvieron relacionados con grandes cursos de agua que procedían de la región amazónica y su desembocadura al mar en la zona protocaribeña (antiguo mar Caribe), ya que no existía para ese momento el Istmo de Panamá, quedando ampliamente conectado los océanos Pacifico y el Atlántico, en lo que hoy día es Centro América. Todas estas investigaciones realizadas y las que se continúan en desarrollo en la región de Urumaco, contribuyen al conocimiento de la historia geológica y biológica de Venezuela y del continente suramericano. Sus rocas y fósiles completan la información necesaria para comprender los cambios del ecosistema del pasado y entender como nada es perpetuo en el afán de cambio de nuestro dinámico planeta Tierra.

Los fósiles son patrimonio de la humanidad y cabe a cada uno de los venezolanos su custodia y preservación. Estos bienes naturales están protegidos por la Ley de Patrimonio Cultural, evitándose su extracción y comercialización. Las personas autorizadas para las actividades de colecta de fósiles en Venezuela con fines académicos y de protección son los paleontólogos reconocidos por el Instituto del Patrimonio Cultura (IPC). Urumaco es uno de los lugares más fascinantes de la paleontología de Venezuela y del mundo, por tal motivo sus fósiles y yacimientos deben seguir siendo protegidos. Gracias a la valiosa colaboración de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Urumaco y a la Casa de La Cultura de Urumaco, a la Universidad Francisco de Miranda, La Universidad Central de Venezuela, La Universidad Simón Bolívar, el Instituto del Patrimonio Cultural y a la colaboración de la Universidad de Zürich (Suiza), el Instituto Smithsonian de investigaciones tropicales (STRI) en Panamá, y destacados paleontólogos extranjeros y venezolanos como el Dr. Omar Linares, Dr. Orangel Aguilera, Lic. Rodolfo Sánchez, Dr. Marcelo Sánchez Villagra, entre otros que durante años han prestado una valiosa y destacada colaboración, la comunidad y el pueblo de Urumaco cuenta hoy en día con una gran colección establecida y con un museo paleontológico donde se pueden apreciar las maravillas y tesoros que esta tierra nos ha dado, lugar mágico donde sólo con un poco de imaginación podemos viajar en el tiempo y asombrarnos con las grandes bestias que alguna vez vivieron en lo que hoy es Urumaco. En nombre del autor, de integrantes del equipo científico que han trabajado en la zona durante años, miembros del equipo editor de la revista Río Verde y en especial de la comunidad de Urumaco, se le quiere hacer un reconocimiento especial y dar las gracias al Sr. José Hernández, quien ha sido un fiel servidor y encargado del resguardo y custodia del Museo Paleontológico de Urumaco. 
Vertebras in situ del gran cocodrilo gigante Purussaurus. Fotografía: Cathy Villalba

Referencias bibliográficas:
  • Aguilera O. (2004). Tesoros Paleontológicos de Venezuela: Urumaco, Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. Editorial Arte, Caracas, 148 pp. 
  • Aguilera, O. 2010. Peces fósiles del Caribe de Venezuela. GeoBio Consultores (ed), Centralia, WA, USA. 
  • Marcelo, R. Sánchez-Villagra (2012). Venezuela Paleontológica: Evolución de la diversidad en el pasado. Printwork Art GmbH, St. Gallen.119-132 p. 
  • Sánchez Villagra MR, Aguilera OA, Carlini AA (eds). 2010. Urumaco and Venezuelan Palaeontology – The fossil record of the Northern Neotropics. Indiana University Press. 286 pp.
Creditos:
Artículo e infografía cortesía de Revista Río Verde.
Autor del artículo: Jorge Domingo Carrillo Briceño.
Infografía: Nicolás Ramallo y Revista Río Verde.

Hallazgo de fósiles avala riqueza paleontológica de Venezuela

El paleontólogo Ascanio Rincón, vinculado al estudio de las piezas detectadas en el sitio conocido como el Breal de Orocual en el estado Monagas, destacó la importancia que reviste la posibilidad de identificar diversos vertebrados

El hallazgo de restos fósiles de 34 especies pertenecientes al período del Pleistoceno Tardío en Venezuela avala la riqueza paleontológica del país, afirmaron este jueves expertos del Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC).

El paleontólogo Ascanio Rincón, vinculado al estudio de las piezas detectadas en el sitio conocido como el Breal de Orocual (estado Monagas), destacó la importancia que reviste la posibilidad de identificar diversos vertebrados.

Cabe destacar que el yacimiento en cuestión fue localizado por la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el 2006, cuando se realizaban trabajos para la instalación de un oleoducto.

De inmediato se suspendieron las labores y se establecieron las coordinaciones para las indagaciones, con apoyo de PDVSA La Estancia, el IVIC y el Instituto de Patrimonio Cultural.
Los resultados, dijo Rincón, resultan alentadores al determinar la existencia de especies como caballos, osos hormigueros gigantes, tortugas, aves acuáticas, monos, perezosos gigantes (de hasta seis metros) ratas y tigres dientes de sable.

Asimismo, manifestó el experto, el entorno permitió que se conservaran también indicios físicos del ambiente en el cual vivieron estos animales.

De acuerdo con especialistas en la materia, el Breal de Orocual -segundo en importancia del continente americano- es considerado una de las zonas paleontológicas más importantes de las últimas décadas para el estudio de fósiles vertebrados del Pleistoceno Tardío.

Al comentar el tema, Rincón señaló que en el lugar el depósito contiene cerca de 37 mil metros cúbicos de asfalto con una superficie aproximada de 18 mil 500 metros cuadrados.

Por su parte, la Gerente General de Pdvsa La Estancia, Beatrice Sanson, resaltó el apoyo a la continuidad de los trabajos de investigación y las acciones tendentes a divulgar la magnitud del hallazgo.

En ese sentido, dio a conocer ante la prensa nacional y extranjera el contenido de una exposición interactiva que refleja varios de los animales localizados en el citado lugar, además de opciones para propiciar el conocimiento del tema a los más pequeños.

Fuente:
22 noviembre 2012
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/hallazgo-fosiles-avala-riqueza-paleontologica-venezuela/

jueves, 15 de agosto de 2013

El levantamiento de los Andes mató a los cocodrilos gigantes americanos

La elevación de la cordillera andina secó ríos y desencadenó la extinción de 14 especies de cocodrilos, algunos de hasta 12 metros de longitud, hace cinco millones de años
Reconstrucción de diversas especies de cocodrilos 
del Mioceno en América / Jorge A. Gonzalez
Fue una autopista de animales prehistóricos. Los gonfotéridos (una familia de elefantes primitivos), los caballos, los osos y los pumas pasaban por primera vez por la nueva lengua de tierra desde América del Norte hacia América del Sur. En sentido contrario viajaban, entre otros, perezosos de seis metros de longitud, armadillos prehistóricos, carpinchos (unos roedores de más de 60 kilogramos) y aves del terror, unas aves carnívoras, corredoras y temibles, que hacían estragos con sus tres metros de altura. Fue el Gran Intercambio Americano, una fiesta de la biodiversidad celebrada a través del recién creado istmo de Panamá, que culminó hace unos tres millones de años.

La formación del istmo de Panamá fue uno de los mayores acontecimientos geológicos de la historia, pero prácticamente al mismo tiempo otros animales sufrían la reorganización de esa zona del planeta, según desvela un nuevo estudio que se publica hoy en la revista Nature Communications. Hace entre 12 y 4,5 millones de años, las piezas del puzle que forman la capa más superficial de la Tierra, la litosfera, comenzaron a bailar agarrado en el norte de la cordillera de los Andes. La colisión entre las diferentes placas acabó provocando el nacimiento de la pasarela que une América Central con América del Sur, pero antes causó una elevación de los Andes, que cambió el curso de los ríos como quien levanta el extremo de un plato de sopa y después el contrario.
Los Andes venezolanos

El estudio, liderado por el paleontólogo venezolano Marcelo Sánchez y el suizo Torsten Scheyer, de la Universidad de Zúrich (Suiza), muestra que hace nueve millones de años en América del Sur vivían 14 especies de cocodrilos, frente a las seis actuales de aligátores, pero el levantamiento de los Andes se llevó sus ríos y desencadenó su extinción hace cinco millones de años, según creen los investigadores.

Caimanes de dientes esféricos

“El medio ambiente de entonces era muy diferente al actual. La mayor parte del agua de la cuenca del Amazonas hoy fluye hacia el Atlántico, pero en el pasado el agua fluía hacia el Caribe”, explica el zoólogo italiano Massimo Delfino, investigador visitante en el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), en Barcelona, y coautor del estudio. El río Urumaco, un gigantesco río que desembocaba en el Golfo de Venezuela y que alojaba a estos cocodrilos prehistóricos, desapareció hace cinco millones de años. Sin embargo, el levantamiento de los Andes permitió la explosión de la biodiversidad en dos de los ríos más caudalosos del mundo: el Amazonas y el Orinoco.

Una de las zonas de Falcón (Venezuela) donde se han hallado fósiles / Marcelo Sánchez
Los investigadores, que han analizado restos fósiles hallados en el estado venezolano de Falcón, anuncian el descubrimiento de dos nuevas especies, desconocidas hasta ahora para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán con dientes esféricos que se alimentaba de caracoles y cangrejos, y Crocodylus falconensis, un cocodrilo de cuatro metros de longitud.

Ambos convivían con cocodrilos gigantes de hasta 12 metros, especializados en dar caza a grandes roedores, a tortugas de tres metros de longitud y a otros cocodrilos más pequeños. El cocodrilo actual de mayor tamaño conocido fue un ejemplar de poco más de seis metros capturado vivo en 2011 en Filipinas. Era un enanito comparado con los ejemplares prehistóricos extinguidos tras el levantamiento de los Andes.

Delfino ha analizado las mandíbulas de estos prehistóricos cocodrilos, llamados así por simplificar, aunque en realidad se componen de varias familias: los crocodílidos (los verdaderos cocodrilos), los aligatóridos (caimanes y aligátores) y los gaviálidos (un grupo hoy restringido al sureste asiático y caracterizado por un hocico largo y estrecho), según detalla en un comunicado el ICP. “En la región llegaron a convivir siete especies diferentes de cocodrilos, algo que hoy ocurre como mucho con un par de especies. Estaban muy especializados, así que probablemente había recursos para todos sin tener que competir”, opina.

Fuente:
21/05/2013
http://esmateria.com/2013/05/21/el-levantamiento-de-los-andes-mato-a-los-cocodrilos-gigantes-americanos/
Por: Manuel Ansede
Foto Los Andes: Pablo Corral V/CORBIS

En Venezuela se han encontrado más de 400 especies prehistóricas (+Fotos)

La riqueza antigua venezolana no está en discusión: Hasta la fecha se han reportado 102 localidades con fósiles de vertebrados, y -aunque parezca una broma- en Zulia hay una ventana a la Era del Hielo

Para algunas personas son bellas las joyas, el brillo y el oropel. Para Ascanio Rincón, paleontólogo y jefe del Laboratorio de Paleontología -recientemente creado- del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), lo hermoso es lo antiguo, un hueso cubierto con petróleo extraído del estado Zulia, el colmillo de un tiburón prehistórico de Tucacas (Falcón), las huellas del pasado que hacen de la patria de Bolívar un territorio de gran valor para la paleontología. “Tenemos una riqueza paleontológica impresionante”, sostiene.
Ascanio Ricón, jefe del Laboratorio de Paleontología del Ivic
Investigador Rincón está cerca de hallar el primer fósil humano
En el mesón del laboratorio que actualmente está desocupando (porque se va a mudar para un espacio más grande en el mismo IVIC), Rincón tiene algunos objetos queridos que ha colectado en los yacimientos paleontológicos más ricos del país. Pero además de esas presencias del pasado, en la oficina de Rincón -que comparte con su mano derecha, Andrés Solórzano- hay recuerdos, recuerdos y más recuerdos que no necesitan Carbono 14 para recuperar su fecha.

A Rincón y a Solórzano les tocó obtener un fósil en la Sierra de Perijá a una temperatura de 48 grados centígrados y sin una gota de agua, porque botaron sin querer el líquido que llevaban y consideraron que era más importante desenterrar la historia (durante una laaaaaarga jornada) que interrumpirla por la sed. Ambos cuentan la anécdota entre risas al Correo del Orinoco, y si algo queda claro es que comparten una pasión por el pasado que no tiene reemplazos.

“Siempre yo les digo a mis estudiantes: ‘muchachos, necesitamos pagar la cuenta’. Yo estudio ratones, y los ratones no son atractivos para la gente; necesitamos pagar la cuenta es ‘necesitamos conseguir algo espectacular para poder seguir adelante, que nos digan dando financiamiento para seguir la investigación’. Afortunadamente hemos tenido bastante éxito”, comenta, con absoluta sinceridad.

En el país se han hallado 417 especies prehistóricas: 230 de peces, 44 de reptiles y 153 de mamíferos, enumeran ambos investigadores. Hay, reportadas hasta la fecha, 102 localidades con fósiles de vertebrados; la mayor parte, al norte del río Orinoco. Los hallazgos “estuvieron muy vinculados con la exploración y producción petrolera”.

Más que hablar de “especies importantes”, porque en realidad “todos son importantes como fragmentos del paleoecosistema”, Rincón prefiere referirse a “emblemáticas”, como el tigre dientes de cimitarra, el tigre dientes de sable, el perezoso gigante (los hay en por lo menos 24 localidades), los dinosaurios, el tiburón blanco gigante (de Tucacas, Paraguaná y Urumaco, en Falcón) y el cocodrilo gigante (de Urumaco).
Varias especies están siendo estudiadas a partir de los restos fósiles encontrados
CERCA DEL PRIMER FÓSIL HUMANO

En Venezuela no se ha descubierto el primer fósil humano, pero “creemos que estamos cerca” de hallarlo, anticipa Rincón. “Tenemos evidencias, tenemos puntas de flechas”, al sur del estado Cojedes, asociadas con megafauna. En Falcón, en Taimataima, “creemos que hubo una interacción entre la megafauna y el ser humano; el ser humano probablemente pudo haber estado cazando esa megafauna” hace 14 mil años. Las mujeres seguramente fueron las responsables de elaborar las puntas de las flechas usadas para la búsqueda de alimento. “Es lo que cree: que la mujer se quedaba en el campamento haciendo las herramientas, recolectando”, describe.

UN “DINO” CARNÍVORO

Rincón señala que Venezuela es importante para tres hitos de la evolución de los ecosistemas en Suramérica. Recuerda que, hace 192 millones de años, el súper continente inicial, Pangea, comenzó a fracturarse por la llamada Línea de las Tierras Rojas de América, que cruza desde Washington hasta Brasil, y que en Venezuela pasaría por Táchira, Zulia y Trujillo (formación La Quinta).

Esas tierras rojas “son el inicio de la era de los dinosaurios”, detalla, “y siempre nos preguntamos: si Arizona, México, Brasil, Washington tenían dinosaurios, ¿por qué no nosotros? En 1996 ya teníamos una noticia de que había pequeños restos de dinosaurios cerca de La Grita, fuimos y comenzamos a colectar material”. Es una tonelada de material “con huesitos de dinosaurios”, que “son muy importantes porque son los primeros pasos de la era de los dinosaurios”.

Próximamente “estaremos anunciando una sorpresa” con “el muchacho de la película”: un dinosaurio carnívoro “realmente muy importante” por las repercusiones evolutivas que implica. ¿Podría ser el primero? Probablemente.

El país también es relevante para la paleontología porque hay evidencias de “cuando se extinguen los dinosaurios y cuando empiezan a predominar los mamíferos (hace 65 millones de años)”. Ese “cambio profundo del planeta nosotros lo estamos registrando en las minas del Guasare (Zulia)”. A unos 100 metros de profundidad “están apareciendo fósiles de hojas”; en Colombia (mina Cerrejón) ya encontraron cocodrilos y serpientes gigantes, “y nosotros esperamos que aparezcan” del lado venezolano.

El investigador refiere que se ha hablado mucho, en el ámbito científico, sobre la deriva del río Orinoco, ya que supuestamente no drenaba hacia el este (como lo conocemos actualmente) sino cerca de Urumaco (Falcón) hace 14 millones de años. “Nosotros quisimos poner a prueba esa hipótesis”, por las implicaciones que tendría en cuanto a extinciones y cambios drásticos en el ecosistema. Pero hasta ahora “la respuesta es no”, afirma.

El equipo de Rincón prepara un trabajo sobre la Sierra de La Baragua (Lara), donde “debió haber pasado el río y donde no conseguimos evidencias de un gran río”. Andrés Solórzano evalúa la geología de La Baragua “y la fauna fósil que estamos encontrando”.

Las investigaciones sobre tiburones prehistóricos también forman parte del trabajo del laboratorio. Rincón aclara que la forma de estos animales “no ha cambiado en millones de años”, aun cuando “hay características en los dientes que nos permiten separar las especies a lo largo del tiempo y en un ecosistema”. En la Península de Paraguaná “estamos consiguiendo un nido de tiburones”, asociados a la Formación Cantaure, con una antigüedad de 17 a 18 millones de años.

LA EDAD DEL HIELO…EN ZULIA

El último pilar del laboratorio, como lo sentencia el científico, es el llamado Gran Intercambio Biótico Americano. “Cuando Pangea se fractura Suramérica se convierte en un continente- islas, lo que les dio la oportunidad de evolucionar de manera distinta del resto de las tierras del planeta”. En el Mene de Inciarte (Sierra de Perijá, Zulia) se han hallado gliptodontes, toxodontes y macraeuquenias (danta con patas de caballo). “Este yacimiento (de 25 mil años) es importante porque nos habla del final de ese gran intercambio”. También lo es el Breal de Orocual (de 2,5 millones de años), donde hay 57% de animales “estrictamente suramericanos, y el resto, norteamericanos”.

Tal como lo ilustra, “en un metro cúbico de Mene de Inciarte hemos conseguido aproximadamente 8 mil ejemplares fósiles. En cada cuadrito hay un ecosistema completo con anfibios, reptiles, murciélagos, los pájaros que se te antojen, caballos, camellos, el primer tigre diente de sable”. El experto estima que 57% son mamíferos que vienen del norte del continente. La razón es muy simple: animales del norte bajaron al sur y se quedaron atrapados en el asfalto.

Pero el Mene de Inciarte es, también, una ventana a la Era del Hielo. “En las tierras altas hubo grandes glaciares”, como Mérida y Perijá. “Tenemos evidencias de eso y vamos a dar la noticia próximamente”. En la zona pulularon caballos, camellos, toxodontes, mastodontes y tigres diente de sable. Nadie pensaría que en esa suerte de querido horno que es el estado Zulia el hielo ejerció su gobierno.

En ese yacimiento hay 39 especies de mamíferos. Un manuscrito sobre las aves del Mene de Inciarte, las aves de la Era del Hielo, fue enviado por Rincón a Science. Están a la espera de su publicación.

El Mene de Inciarte es un baúl de tesoros que las venezolanas y los venezolanos estamos descubriendo: “Hay una anécdota de un geólogo norteamericano que estuvo en 1914 tratando de hacer las prospección de ese sitio, porque es un mene gigantesco que tiene un kilómetro de largo por 500 metros de ancho. A pesar de que él era paleontólogo, no se dio cuenta de que había fósiles en el sitio. Imagínate tú: el Mene nos estaba esperando a nosotros para poder revelar sus secretos”.

En Urumaco “tenemos 27 especies de mamíferos”, y hay otras 34 en el Breal de Orocual (además de cuatro de dinosaurios y la “sorpresa” de la que habla Rincón).
Ascanio enseña una muestra de la megafauna hallada en el país
EL OJO MÁS CUIDADOSO: EL DE LA COMUNIDAD

El Hermano Nectario María, de La Salle, hizo un reporte de magafauna en la región de Barquisimeto, a la que denominó la “tierra de gigantes”, porque había “huesos enormes regados”. Eso fue en el siglo XX. Recientemente “hemos conseguido los sitios originales de Nectario María en el campo. Fue pura suerte”, narra Rincón.

Los investigadores también adelantan un proyecto comunitario en Campo Alegre, al norte de Barquisimeto, donde un muchacho de la comunidad les entregó una mandíbula de un perezoso joven (del tamaño de un oso). “Nosotros le ofrecimos ayuda, él nos llevó al sitio, empezamos a hablar con la comunidad y ahora tenemos un proyecto paleontológico comunitario”, celebró. Esta pieza, que está en manos del IVIC desde hace unos dos meses, es muy importante, analiza Rincón, porque en sus dientes hay marcas “de la última comida que tuvo”. Una vez hallados los animales herbívoros “necesitamos conseguir a los carnívoros, que los hubo”. Las y los habitantes de la zona son los mejores sabuesos, porque la recorren a pie al pastorear chivos, por ejemplo. “Con la misma comunidad vamos a excavar los sitios”, destaca.

El instituto está atendiendo algunas necesidades de la localidad. “Ellos tienen un problema de chipos en las casas. Ya mandamos a hacer los análisis y no tienen tripanosoma (causante de la enfermedad de Chagas). Ellos tienen problemas de agua, de estructura de la misma comunidad”, por lo que intervendrá el centro comunitario del IVIC.

BUENAS DECISIONES

El científico recuerda que hay “una ley que regula, que dice que los expertos son los que deben manipular los fósiles, los que deben excavar los sitios palentológicos, pero nos podemos ayudar con las comunidades mediante talleres comunitarios, cursos”.

Mas no solamente se trata “de socializar el conocimiento a las comunidades, sino de socializar hacia arriba, hacia quienes toman las decisiones”. Eso es “crucial para lo que nosotros estamos haciendo”, porque las decisoras y los decisores deben estar sensibilizados con la paleontología.

Los ratones son el gran objeto de investigación de Rincón. Y aunque algunas personas podrían considerar que no revisten mayor importancia, la realidad es que en los dientes de un ratón -que actualmente analiza- puede estar una pieza del rompecabezas de la Tierra. Pero esa es otra historia que el famoso paleontólogo venezolano todavía está escribiendo.

Fuente:
11 agosto 2013 
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/venezuela-se-han-encontrado-mas-400-especies-prehistoricas/
Texto/Vanessa Davies
Foto/Héctor Lozano