jueves, 24 de octubre de 2013

Top 5 de la criptozoología venezolana - 5. El Mapinguarí


Top 5 de la criptozoología venezolana

El equipo de PaleoVenezuela ha recibido algunas comunicaciones de exploradores de la selva amazónica que afirman haber visto a un posible megamamífero. Sus encuentros han sido terroríficos, porque reportan que este ser emite un sonido ensordecedor en las noches, un pestilente olor y que tiene unas garras gigantes, como las actuales perezas. Comentan: “Es como imaginarse a un Bradypus tridactylus, pero 10 veces su tamaño”.
En las fronteras de los estados Bolívar y Amazonas con los países vecinos Colombia y Brasil, se escuchan leyendas por parte de los indígenas sobre el Mapinguarí. Lo consideran como una deidad temible y que existe en la profundidad de la selva. Para los criptozoólogos no es sino megatéridos (Megatheriidae, una especie emparentada con los actuales perezosos), sobreviviente del Pleistoceno en zonas aún no exploradas de la amazonia tropical, que debido a su extensión, que llega a los 6 millones de km² repartidos entre nueve países, con la mayor biodiversidad en el mundo, puede albergar vida aún sin describir por la ciencia.

Según los indígenas el Mapinguarí es una temible criatura de tres (3) metros de altura aproximadamente, con el cuerpo cubierto de pelaje rojizo, de hábitos nocturnos e hidrófobo, que se desplaza en dos o cuatro patas, dotadas de enormes garras. Su presencia es acompañada por un intenso olor fétido y se alimenta de frutos y del corazón de las palmeras, las cuales abre con sus poderosas garras. Según los testigos, es un animal de gritos aterradores y pestilencia nauseabunda, de un caminar lento a dos patas cuando se está alimentando pero que puede hacer carreras cortas a gran velocidad en sus cuatro patas, con un instinto salvaje de matar usando sus grandes garras a los humanos cuando se le acercan.

Se dice que es muy robusto, como un oso gigante, y tiene una piel muy gruesa con pelaje rojo muy denso que lo hace invulnerable a las flechas y las balas. Sus pies traseros vueltos al revés dejan huellas muy parecidas a las humanas pero mucho más grandes. También indican que posee una segunda boca en el estomago, por donde expulsa un gas maloliente.

En varios países vecinos donde compartimos la selva amazónica se le conoce como: Curupira, Padre monte, Capé-lobo, Mão de pilão, Juma. Y ciertas leyendas lo emparentan con el legendario Pé de garrafa (pie de botella) en Brasil.
¿Cíclope con boca en el estómago o mancha que parece un ojo y con glándulas odoríferas?

Algunas versiones de indígenas dicen que el Mapinguarí tiene un gran ojo en su cabeza, como los cíclopes, y que tiene una única boca en su estomago (cosa que biológicamente sería imposible). Las versiones de los criptozoólogos son que tiene ojos como los de los perezosos actuales, pero que tiene una gran mancha blanca en su cabeza y su nariz negra lo haría parecer con un gran ojo cuando se le mira de frente a lo lejos; en cuanto a su boca en la barriga, sería una glándula que produce secreciones olorosas que funcionaría como un mecanismo de defensa, por medio del cual el críptido emitiría un insoportable hedor, del mismo modo que lo hacen los zorrillos.

Criptozoología y Paleontología, ¿seudociencia usando ciencia?

Los criptozoólogos siempre han usado en gran parte de sus afirmaciones a seres extintos, por lo que la paleontología ha sido la ciencia en la que muchas veces se hacen las consultas para la comparación de los testimonios que realiza un colectivo de personas sobre seres míticos.
Eremotherium laurillardi
La única fuente “válida” que el equipo de PaleoVenezuela encontró sobre el Mapinguarí fue un artículo de la agencia Reuters de fecha: 18 de diciembre de 2001, con el título: “El monstruo rugidor amazónico, ¿sólo una leyenda de los indios?”, el cual habla sobre la experiencia de varios exploradores en la parte norte de la Selva Amazónica de Brasil en frontera con la Guyana Francesa, Surinam, Guyana, Venezuela y nuestro territorio en reclamación: la Guayana Esequiba.

David Oren, un ornitólogo estadounidense graduado en Harvard y que trabajaba en el Museo de Historia Natural Emilio Goeldi de Belem en Brasil, escuchó por primera vez del Mapinguarí en 1977 y desde 1988 ha estado en la búsqueda de una de las criaturas más enigmáticas de la selva suramericana, con varias expediciones para lograr encontrar evidencia científica irrefutable. Ha recogido muchos testimonios entre indígenas y personas que aseguran haberlo visto o haber encontrado rastros de su presencia como huellas, heces parecidas a las de los caballos y palmeras abiertas por sus grandes garras, lo que hace sospechar a muchos criptozoólogos como Oren, pues no existe un ser tan grande en el Amazonas al que se le pueda atribuir la apertura de las palmeras como si fuera cañas de poliestireno (anime).

En 1993, Oren publicó un polémico artículo en una revista científica, donde sostenía que los reportes sobre el Mapinguarí pudiera ser la descripción de un perezoso gigante, un mamífero de la suborden: Folivora, sobreviviente del Holoceno, y que se encontraría aun sin ser fotografiado o capturado por la ciencia, en la parte norte de las selvas amazónicas que hacen frontera con Brasil, Colombia y Surinam.
La teoría de Oren es que el Mapinguarí podría ser un sobreviviente de la megafauna en el Amazonas, quizás de una pequeña población de megatéridos, una de las últimas familias de perezas gigantes, que es un pariente lejano de los perezosos de árboles existentes hoy en día y que la mayoría de sus congéneres enormes se extinguieron hace más de 10.000 años, como lo demuestran los fósiles encontrados por toda América del Sur.

Esa creencia le ha costado a Oren muy caro en la comunidad científica, donde a menudo la reputación conservadora del método científico lo es todo para no ser desacreditado. La National Geographic Society lo rechazó para hacer investigaciones, por lo que tiene que financiar en gran parte sus expediciones con su propio dinero, dijo Oren.

Otro de los testimonios recogidos por Reuters es el de Joao Batista Azevedo. Él dijo que vio el Mapinguarí hace 30 años después de un paseo en canoa de 45 días desde un pueblo más cercano.

"Yo estaba trabajando en el río, cuando oí un grito, un alarido horrible". Azevedo dijo a Reuters por teléfono desde una remota aldea amazónica: "De repente, algo que parece un hombre muy alto, sale de la selva, todo cubierto de pelo. Estaba caminando sobre dos piernas y gracias a Dios no vino hacia nosotros. Ese día siempre lo recordaré".

"Aún se ve con regularidad. Varias personas piensan que se encontraron cara a cara con el Demonio en la selva", dice Azevedo acerca de personas que le han servido de guía en su búsqueda. Él cree que hay docenas de ellos aún en el Amazonas.
Comparación entre el fósil de Megatherium americanum y el hombre.
El Mapinguarí es nuestro críptido número cinco, por ser un posible herbívoro del que pudieras sobrevivir en caso de un encuentro, escapando de sus terribles garras parecidas a las del Therizinosaurus, siempre y cuando salgas corriendo cuando lo veas. Dale “Me gusta” en facebook y síguenos en Twitter para publicar el número cuatro de nuestro top de la Criptozoología venezolana. Te aseguramos que el próximo es mucho más aterrador.
Aclaratoria:
La información expresada anteriormente se puede considerar: manipulada, mal presentada, mezclada con falsedades y flagrantes invenciones, con el único fin de entretener por ser el mes de Halloween. Con la intensión de no armar zaperocos, PaleoVenezuela no apoya ni descarta la información mostrada debido a que la mayoría de la evidencia en torno a los animales desconocidos suele ser de testimonios orales, de leyendas tradicionales venezolanas y de países vecinos, por lo que se puede considerar un compendio de fábulas que pudieron ser un reservorio informativo de la interacción de la fauna local (hoy extinta) y nuestros antepasados que vivieron hace más de 10.000 años y que fueron pasando como cuentos de una generación a otra. 

Somos conscientes que por parte de un sector importante de la comunidad científica estas leyendas no tienen ningún valor científico y no cumplen con los criterios mínimos del método científico. 

Sin embargo vale la pena destacar que la criptozoología ha sido abordada y desarrollada por reconocidos biólogos, antropólogos y zoólogos serios de diferentes países para satisfacer una curiosidad entorno a diversos seres que antes se consideraban extintos. Algunos de los “caballitos de batalla” de muchos criptozoólogos pasaron a ser reconocidos por los zoólogos, en base a ejemplares encontrados recientemente, como: Architeuthis, Coelacanthiformes Latimeria menadoensis y L. chalumnae, Okapia johnstoni, Megachasma pelagios, Diomedea amsterdamensis, Gazella bilkis, Mesoplodon peruvianus, Mesoplodon stejnegeri y Varanus komodoensis.

Insistimos: PaleoVenezuela forma parte del escepticismo científico hasta que se encuentren pruebas irrefutables de que en verdad estos seres que mostramos existen.


Si tienes alguna observación sobre este tema te invitamos a dejar su opinión en la caja de comentarios.

2 comentarios:

  1. Hola,personalmente me agrada la nota,hace muchos años he visto estos evasivos animales y realizado expediciones,es real,existen y más cerca de lo que pensamos,sostengo que el método científico falla al no considerar valor en los testimonios e indicaciones que podrian ayudar a develar el misterio de esta y otras especies,saludos..

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  2. Saludos Paleovenezuela. El parecido de los megatheriums con el mítico Mapinguarí es notorio, casualmente en una ponencia reciente de paleontología charlamos brevemente sobre el tema. Personalmente casi no dudo que estos míticos seres fueran en verdad los últimos representantes de esta especie, que llegaran a convivir brevemente con nuestros aborígenes, pero de que aún existan tengo mis dudas hasta que se descubra alguno.

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