sábado, 16 de noviembre de 2013

Los tesoros de Taima Taima

El primer sitio arqueológico del mundo está en Falcón, y data de 14 mil años

La tierra árida y las plantas de cactus representan la antesala de un escenario único en el mundo: Taima Taima, reportado como el primer sitio de matanza de mastodontes, hace 14 mil años.

Una plataforma de metal, coronada con lona blanca, arropa una extensión de 800 metros cuadrados de excavaciones. 

Allí, confluye una fascinante muestra de fauna pleistocénica, donde abundan los restos fósiles de animales de enorme tamaño. 

Este tesoro paleontológico y arqueológico de Venezuela se encuentra a 64 metros sobre el nivel del mar, en el poblado de Tara Tara, municipio Colina del estado Falcón, a 15 kilómetros de Coro.

En el suelo cercado del parque brota un “ojo de agua” o manantial que emana del subsuelo y que finaliza en el mar Caribe. La quebrada Taima Taima fue descubierta en 1961, por el pionero de la arqueología de Venezuela, José María Cruxent, quien hizo de este espacio un emblema cultural del país, recuenta Cristopher Vega, guía del parque.

Sobre el lecho de estas rocas, los investigadores suponen que se reunían animales prehistóricos como mastodontes, acorazados y perezosos gigantes a tomar agua. De allí que la tesis de la ocupación del hombre en Taima Taima tome fueza por la localización de una pelvis de un mastodonte juvenil, al lado de un fragmento de punta de proyectil, hecho de piedra.

“Estos instrumentos representan una muestra fehaciente de que los animales fueron cazados y descuartizados por los hombres de la zona”, completa el estudiante de gestión ambiental.

Cuando los visitantes entran a la gran carpa, cinco réplicas de piezas fósiles de animales, que datan desde hace 14 mil años, saltan a la vista.  La defensa o colmillo de un mastodonte, la pelvis y la tibia de un mastodonte juvenil, el cráneo de un acorazado gigante y el cráneo de un perezoso gigante, se exhiben en Taima Taima como reliquias.

Cada una de ellas está identificada con un número y una breve descripción científica. Nadie pisa la tierra cercada por los arqueólogos. Sólo se permite admirar el tesoro preshistório de la planicie coriana. Un pilón de piedras, de metro y medio de altura, ofrece una referencia del punto de inicio de las excavaciones. El escenario es mágico, ancestral.

Según rememora el guía de las instalaciones, hace más de 40 años, un habitante de Tara Tara, llamado “Moncho” Palencia, amplió el “ojo de agua” para que sus chivos calmaran la sed y se encontró con la rótula de mastodonte.

“El anciano desconocía la importancia de la pieza, por lo que se llevó el gran hueso y lo usó para trancar la puerta de su casa. Para ese entonces lo visitó un amigo, el arqueólogo José María Cruxent, quien al ver el fósil se quedó en la zona para hacer sus investigaciones”, dijo.

Los miembros de la comunidad de Tara Tara, a 2,5 kilómetros de Taima Taima, son testigos de la riqueza de sus suelos.
Pedro Céspedes, integrante del grupo de guías del parque, apunta que su trabajo es muy importante porque le ilustran con palabras sencillas a los visitantes, la trascendencia histórica de las piezas halladas.

“No me imaginé que en esta tierra existieran tantos fósiles. Hace más de 40 años conocí al profesor Cruxent y me consta su dedicación, él era un apasionado, no descansaba, de noche y de día se la pasaba excavando”.

“Taima Taima surge como una encrucijada al paso de la caravana de los colosos, representada por mamíferos emigrantes e inmigrantes, que cruzaron la planicie falconiana dirigiéndose al puente continental centro americano hace aproximadamente 14 mil años, durante el pleistoceno”, argumenta Antonio Aguilera, paleontólogo y profesor de la Universidad Experimental Francisco de Miranda (Unefm).

Sostiene el director del Centro de Investigaciones en Ciencias Básicas de la Unefm, que además de encrucijada, Taima Taima representa el distribuidor de la megafauna en la ruta caribeña - atlántica, en contraste con la ruta andina - pacífica en el continente. 

“La asociación faunística fósil encontrada exhibe términos del continente sudamericano que le otorga el carácter único a estos restos de mamíferos como la pereza gigante y el cachicamo gigante”, subraya. Los cambios climáticos —apunta Aguilera—, bajo la presión de los cambios glaciales e interglaciares, al final llevaron a la extinción de esta megafauna.

El investigador insiste en que los descubrimientos paleontológicos del lugar constituyen una referencia internacional por su naturaleza única.

José Manuel Rodríguez, presidente del Instituto de Patrimonio Cultural, coincide con esta postura al afirmar que desean divulgar a los cuatro vientos, la riqueza de la planicie coriana, “que ha permanecido escondida en los maletines de los científicos y en los cajones de los laboratorios”.

“En estas tierras deambulaban los primitivos elefantes con colmillos de más de metro y medio de largo, armadillos tan grandes como vehículos y perezosos de cuatro toneladas de peso. El hombre tallaba la roca sigilosamente, buscando obtener agudas puntas y filosos bordes con los cuales cazar y descuartizar tales bestias”, redondea el presidente del IPC.

El agua natural que brota del inicio de la quebrada de Taima Taima, confirma a los visitantes el tesoro invalorable del parque arqueológico y paleontológico, que abre una ventana al mundo sobre el origen del poblamiento más antiguo del hombre en América. 

Reportaje publicado en PANORAMA el 1 de abril de 2007

Fuente:
http://www.panorama.com.ve/portal/app/push/noticia79992.php