miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Cuáles son los cocodrilos encontrados en Urumaco?

Según los últimos estudios científicos liderado por la Universidad de Zúrich que cuenta con participación de J. D. Carrillo-Briceño de la Alcaldía del Municipio Urumaco y publicados en: http://www.nature.com/ncomms/journal/v4/n5/full/ncomms2940.html 
¿Cuáles son los cocodrilos encontrados en Urumaco?

R: Estos son:
1.- Caiman sp.
2.- Caiman brevirostris
3.- Charactosuchus mendesi
4.- Crocodylus falconensis
5.- Globidentosuchus brachyrostris
6.- Gryposuchus croizati
7.- Gryposuchus jessei
8.- Hesperogavialis cruxenti
9.- Ikanogavialis gameroi
10.- Melanosuchus fisheri
11.- Mourasuchus arendsi
12.- Mourasuchus nativus
13.- Purussaurus sp.
14.- Thecachampsa sp.

Imágenes tomadas de: spiegel.de

viernes, 24 de mayo de 2013

Todo sobre los Mastodontes en Venezuela, 1.a parte

Al momento de clasificar los mastodontes en Venezuela, se destacan sus cuatro últimas categorías taxonómicas: Orden = Proboscidea (de Probóscide y este del latín proboscis, -ĭdis, trompa), Familia = Gomphotheriidae (a la cual pertenecen todos los comúnmente llamados mastodontes o gonfotéridos), Género y especie.

En los estudios de clasificación a los mastodontes hallados en Venezuela, se logra identificar con seguridad la familia Gomphotheriidae. En algunos sitios, por falta de más piezas fósiles, no se especifica su género. En otros casos, en que existe suficiente material para trabajar en la comparación anatómica, se han encontrado dos géneros: Cuvieronius y  Stegomastodon. Con respecto a especies, se han identificado hasta ahora en Venezuela dos, que son: Cuvieronius hyodon, Stegomastodon waringi.

Imagen del humero de mastodonte colectado en el municipio Girardot y expuesto en la sala de exposición permanente en la Fundación La Salle, San Carlos, Cojedes. Cortesía de Antropólogo Argenis Agüero.

Características de los Mastodontes encontrados en Venezuela

Dimensiones: Hasta 2,7 m de alto
Alimentación: Herbívoro (Plantas bajas)
Vivió: En el lapso de tiempo entre Pleistoceno medio, aproximadamente desde 1.070.000 años hasta el Pleistoceno superior, hace 10.000 años.
Velocidad de desplazamiento: En caminatas, promedio, pudieron haber alcanzado unos seis kilómetros por hora; sin embargo, para desplazarse más rápido, según las últimas investigaciones en elefantes actuales, y por su relación anatómica con sus primos extintos, se puede teorizar que los mastodontes pudieron haber alcanzado hasta 18 kilómetros por hora. Cuando querían alcanzar su máxima velocidad, hacían un equilibrio entre la energía potencial y cinética; en otras palabras, tenían una carrera con sus patas delanteras y una caminata con las traseras, como lo hacen los elefantes hoy en día.

Características anatómicas

Los dos géneros de Mastodontes tenían diferencias morfológicas en sus cabezas que ayudan a identificarlos fácilmente. El Cuvieronius, por ejemplo, se caracteriza por un cráneo aplastado y alargado, terminando en grandes colmillos que crecían en forma de espiral, como si de un tornillo sin crestas se tratara; cada uno de estos tenía una banda de esmalte que sigue la torsión de estas defensas.


Foto de cráneo referencial obtenida de wikipedia

En contraste, los Stegomastodon se caracterizaban por poseer un cráneo más angosto y alto, que conectaba con colmillos de crecimiento ligeramente rectos, finalizando con una pequeña curva hacia arriba en el extremo. Se puede asegurar que la banda de esmalte se solía perder en los adultos.
Foto de cráneo referencial obtenida de wikipedia

El cráneo de los mastodontes se caracteriza por ser “elefantoideo”, con la mandíbula inferior prolongada en su punta, disminución de los colmillos inferiores y prolongación de los superiores. Tenían un alargamiento de la superficie de masticación en los dientes molares, en donde, con el desgaste de las cúspides causado por la comida diaria, se formaban figuras treboladas, que podían ser simples o dobles, dependiendo del género.
Foto A: Vista superior de un molar de Stegomastodon, hallado en Zanja de Lira, Estado Cojedes, que en sus características destaca el poco desgaste de las cúspides, que después forma los “tréboles” dobles. Foto B: Vista lateral del molar de Stegomastodon, donde se puede apreciar cierta desviación de las cúspides, formando un ángulo oblicuo respecto al surco mediano o anancoídia.

Se cree que una de las diferencias visuales más significativas que tenían los mastodontes con respecto a sus primos sobrevivientes era que las orejas de los extintos fueron mucho más pequeñas que las de los elefantes africanos actuales (Loxodonta africana) que con su extensión cubren sus hombros. 

En los mastodontes se especula que sus aurículas se parecían más a los elefantes asiáticos de hoy en día (Elephas maximus), que no tienen muy desarrollada la función de emisor calorífero. Los actuales elefantes africanos evolucionaron, por las altas temperaturas, grandes expansiones de tejido exterior del pabellón auricular, con una red de venas para que el viento pudiera refrescar la sangre que recorre sus orejas y actuara como un radiador, llevando sangre caliente hacia esta estructura externa auditiva y entrando sangre fría al organismo, en los días calurosos de la sabana tropical.
Foto C: Vista superior de un molar de Cuvieronius, hallado en Zanja de Lira, Estado Cojedes, donde se distingue en su morfología dental la forma de tréboles simples. Foto D: Vista lateral de un molar de Cuvieronius, distinguiéndose dos profundas raíces que lo diferenciaban de sus primos Stegomastodon.





Comportamiento de los Mastodontes

Los Mastodontes pudieron haber tenido hábitos sociales semejantes a los actuales elefantes, donde un grupo de hembras o comunidad matriarcal es mantenida cohesionada por la de mayor edad, que acumula experiencia para dirigir al grupo de hijas, sobrinas con machos pequeños y otros miembros familiares, hacia zonas de alimentación; los machos, a partir de su adolescencia, son expulsados de los grupos de hembras, para vagar solos o con otros machos y buscar eventualmente otra manada de hembras, evitando la endogamia.

Los científicos creen, por las evidencias fósiles, que existieron al menos dos rutas naturales que permitieron la dispersión de los mastodontes en el Pleistoceno suramericano. El género Stegomastodon prefería recorrer las llanuras más calurosas y húmedas, distribuyéndose a través de planicies y zonas costeras del norte de Sudamérica (osea, le gustaba la arenita playita) hacia el resto del continente, mientras que el Cuvieronius ocupaba prados y zonas montañosas de condiciones climáticas frías o templadas, a lo largo de la Cordillera Andina. 

Es muy posible que la mayoría de la Orden Proboscidea del tipo Mastodontes, así como los mamútidos (Mammut) que están incluidos en los elefántidos (Elephas, Loxodonta y Mammuthus) tenían el hábito de tumbar arboles del tamaño que su fuerza de empuje lo permitía, con el fin de alimentarse de estos y en consecuencia abrir zonas donde crecieran plantas bajas y arbustos de su preferencia para poder alimentarse. Aunque su trompa pudo haber llegado hasta a más de dos metro de alto en busca de hojas de arboles, su predilección eran las plantas bajas, como actualmente se comportan los elefantes en África.

Los cuernos de los Mastodontes eran como las “navajas suizas” de estos grandes mamíferos. Se usaban principalmente para la lucha entre machos y como defensa ante depredadores; también es probable que los ayudaban a escarbar en la tierra en busca de raíces y tubérculos que brindaban una gran cantidad de nutrientes, como lo hacen los elefantes actuales.

Los elefantes de hoy en día, antes de incorporarse en sus dos patas traseras para alimentarse de hojas inalcanzables, prefieren tumbar el árbol para comerlas a cuatro patas. Tampoco usan su habilidad temporal de bipedismo para tumbar arboles, pues lo hacen con sus cabezas ayudados de su trompa. Se estima que los Mastodontes tenían las mismas costumbres para modificar su ambiente y poder alimentarse de hiervas bajas que crecían en las zonas sin arboles.

A pesar de que la trompa no se fosiliza, es muy probable que fuera tan larga como la de los elefantes actuales. Su función principal fue de una extremidad para oler y arrancar las plantas del piso, llevarse el alimento a la boca, como si de un brazo se tratara; también servía como manguera para absorber agua y mantenerla temporalmente hasta que su punta alcanzaba su boca e impulsar con presión de aire el agua hacia el interior de la misma. Posiblemente esta función de sifón también debió haber servido para lanzar agua sobre su cuerpo y refrescarlo.

Clasificación científica de los Mastodontes

Imagen cortesía de Venezuela Paleontológica 
Curiosidades de los Mastodontes en Venezuela

- Así como existe diferencia entre los dos géneros de Mastodontes (Cuvieronius y Stegomastodon), existe una gran diferencia entre estos últimos y los mamuts, por lo cual no se deben confundir, especialmente porque no se ha encontrado a ninguno de la familia de los mamútidos o Mammut en Venezuela. 

El siguiente PaleoMapa Interactivo está realizado por el equipo de PaleoVenezuela, basado en el documento llamado: “Notas preliminares sobre los Mastodontes Gonfoterios (Mammalia: Proboscidea) del cuaternario venezolano” de Carrillo B. et al (2008). Las fotos son cortesía del Antropólogo Argenis Agüero y el Dr. Ascanio Rincón. Trabajo desarrollado para ser manejando de la forma más intuitiva y didácticamente posible, con tecnología Flash, por lo que es posible que algunos dispositivos móviles o navegadores puedan no mostrarlo. Pedimos disculpas de antemano si esto le ocurre y lo invitamos a que preferiblemente lo visualice en equipos o browsers que disponga del plugin Flash.


En Venezuela se han tenido muchos hallazgos de mastodontes en casi todo su territorio, pero destacan cuatro estados, por su cantidad de fósiles de Gomphotheriidae encontrados e importantísimos estudios realizados.
En una zona llamada Zanja de Lira, municipio Girardot del estado Cojedes, se descubrieron los dos géneros de mastodontes, hallazgos que destacan la zona porque en ningún otro estado de Venezuela se han localizado hasta ahora ejemplares de Cuvieronius y Stegomastodon relativamente cercanos uno del otro. Dichos fósiles se encuentran expuestos en la sala permanente del museo de Paleontología y Arqueología, de la Fundación La Salle Campus Cojedes, en la ciudad de San Carlos, inaugurada en 2004.

Esta exhibición contiene una colección paleontológica muy importante para Venezuela, pues cuenta con 512 piezas clasificadas y otro tanto sin procesar, muy bien conservadas, que fueron recolectadas desde el 2001 y todas provenientes del municipio Girardot, al sur del estado Cojedes; además de numerosos molares de mastodontes, también alberga fósiles de la megafauna como Eremotherium, GlyptodonHolmesina y de Macrauchenia.

Las pistas fósiles encontradas hacen especular que el estado Cojedes fue, aproximadamente 10.000 años atrás, un posible paraíso de flora que pudo mantener las dos especies de mastodontes y otros mega-mamíferos. 

No solo radica ahí la importancia de la actividad paleontológica en este estado, sino que también se halló actividad humana prehistórica relacionada a una punta de lanza descubierta en 2009, por el científico Argenis Agüero y el Dr. Ascanio Rincón, en el Caño Igües, centro del estado, la cual indica que los homo sapiens llegaron a convivir y posiblemente cazar a estos grandes animales. A pesar de que no se puede afirmar que esta punta de lanza en particular se utilizó para cazar animales, porque no fue asociada a ningún fósil, se sabe por otros estudios que el tipo de punta de lanza pedunculada tipo Clovis se usó para matar a estos animales, hace aproximadamente 10.000 años.

La punta de lanza fue elaborada por los aborígenes en chert, o también llamado pedernal, que es una roca sedimentaria poco común, rica en sílice, del cual, el Antropólogo Argenis Agüero, que dirige el departamento de Antropología de la Fundación La Salle Campus Cojedes, descubrió un núcleo de este mineral en un sector que se encuentra aproximadamente a 100 kilómetros del punto donde se halló la punta de lanza.
Punta de lanza encontrada en el Caño Igües, Edo. Cojedes y representación artística de su utilización.


Fémur de mastodonte encontrado en Zanja de Lira, municipio Girardot.


Se han encontrado mastodontes en varias localidades. En la península de Paraguaná se registraron los hallazgos en prospecciones documentadas en 1947 y 1980; también en plena ciudad de Coro se han descubierto restos de estos grandes mamíferos. 

En los años 70, el científico Cruxent encuentra varias puntas de lanza diferentes a la tipo Clovis, cerca del pueblo El Pedregal, estado Falcón, en un sitio llamado "El Jobo", otorgándole a esta forma lítica "de tipo joboide". Las puntas de lanza se encontraron asociadas a la cacería de mastodontes y se estima su antigüedad en aproximadamente 12.000  a 14.000 años antes del presente.
Algunas imágenes tomadas de la Fundación José María Cruxent
Antes de encontrar estas puntas de lanza tipo joboide, predominaba la teoría del poblamiento tardío o Consenso Clovis, que indicaba que los primeros humanos llegaron al continente americano desde el estrecho de Bering, alrededor de 10.000 a 12.000 años antes de la era moderna. Las puntas de lanza de tipo joboide, por tener aproximadamente de 13.000 a 14.000 años antes del presente, cuestiona este modelo que imperaba sobre las teorías de poblamiento americano al ser más antiguo que las encontradas en Norte América, y fue nombrado como: Modelo de poblamiento temprano o teoría preclovis.

Todavía existen muchos debates científicos sobre los modelos propuestos de poblamiento humano en América, pero estos descubrimientos fueron importantes para saber lo valioso que tenemos en nuestra tierra para la paleoantropología americana. (Cuando decimos americana nos referimos al continente.)

Se destacan, sobre estas zonas anteriores, las excavaciones de Taima Taima, donde está el Parque Antropológico y Paleontológico del mismo nombre, que se encuentra aproximadamente a 20 kilómetros al este de la ciudad de Coro, en el sector El Molino de Tara Tara, Municipio Colina Santa Ana de Coro, calle Falcón con Hernández / N° 123, Autopista Nacional Morón-Coro
. En este sitio se localiza la exhibición de fósiles de mastodontes y perezas gigantes encontrados en esa localidad. 

La importancia de esta región destaca porque fue el lugar donde se encontraron restos de puntas de lanzas asociados a la megafauna; se tiene documentado una pelvis de un mastodonte perforado por un proyectil del tipo joboide, confirmando de esta manera que los primeros humanos llegaron a esta localidad para cazar a dichos animales.

Pelvis de un mastodonte perforado por un proyectil del tipo joboide 
expuesto en el Parque Antropológico y Paleontológico Taima Taima.
Imagen de: juanjosemora.com.ve
Se cree que en Taima Taima era una zona donde había abrevaderos naturales y venían diferentes tipos de animales de la megafauna, pero en su mayoría Mastodontes del género Stegomastodon waringi, a tomar el vital liquido y eran sorprendidos por los indígenas con estas puntas tipo joboide, para luego ser descuartizados, como una especie de matadero prehistórico.

Una de las ventajas evolutivas del Homo sapiens sobre las demás especies de homínidos relativamente inteligentes es la especialización y optimización de la balística (que sigue avanzando en nuestros días); se sabe que los homínidos inferiores pueden arrojar piedras a sus enemigos, pero nada de esto es comparado con la inteligencia que desarrollamos los sapiens para fabricar y lanzar objetos más lejos y mortales, alejándonos de la presa lo suficiente para someterla, por muy grande y fuerte que pudiera ser. 

La organización social en una cacería hizo de nuestros antepasados una mortal especie dominante, permitiendo vivir y domesticar a los animales que consideramos útiles y matar otros que considerábamos como amenazas o simplemente comida.

En ningún otro sitio en Venezuela como en Falcón se ha encontrado hasta ahora esta asociación directa entre los mastodontes y humanos, pero se puede especular dos escenarios para justificar la persecución y muerte a los mastodontes. La primera hipótesis es que estas cacerías eran para el consumo alimenticio de mastodontes, aunque no se han encontrado huesos con hendiduras o rajaduras que demuestren que los hombres usaban herramientas líticas para cortar pedazos de carne, o fogatas donde se encuentren pedazos de huesos que fueron cocidos a la parrilla. Hasta ahora no existen estas pruebas contundentes de su caza por alimentación. 

En una segunda razón para las cacerías, y quizás la más probable que se puede especular de no encontrarse otras pruebas, es que nuestros antepasados humanos las llevaron a cabo de modo “deportivo”, como se ha hecho con otros animales por miedo, superstición o simplemente diversión, un ejemplo fue el pájaro dodo (Raphus cucullatus) en la islas de Mauricio del océano Índico, que no servía de alimento por su dura carne, pero desapareció por la matanza del hombre y especies asociadas, como perros y gatos, etc. Otro ejemplo a nivel ornitólogo más reciente y local fue el Cóndor de los Andes, que desapareció de nuestro territorio por supersticiones asociadas de campesinos al hecho de que robaban niños.

Insistimos que las dos hipótesis anteriores son solo especulación de posibles escenarios, lo cual, tampoco permite la posibilidad de que con la sola acción depredadora de los primeros pobladores venezolanos lograron extinguir las especies de Gomphotheriidae. Existen varios trabajos científicos que indican que los mastodontes estaban en franca decadencia antes que llegaran los primeros humanos al continente americano, pero este y otros temas se tratarán a profundidad en la continuación del presente PaleoArtículo. 
En conclusión, de lo que sí podemos estar seguros es que los Homo sapiens lograron ver y cazar a estos grandes proboscídeos y otras muchas criaturas que ya no existen desde hace más de 10.000 años y en la actualidad seguimos perdiendo muchas especies animales por la contaminación, caza indiscriminada, etc., lo cual estamos llamados a tener conciencia de que en nuestras manos tenemos el poder suficiente para decidir si queremos acabar con la vida en el planeta o proteger la que nos queda.

Agradecemos enormemente las indicaciones y el material otorgado por el científico Argenis Agüero, el profesor Carlos Manzo, el Dr. Ascanio Rincón y el biólogo Jorge Carrillo para la realización de este PaleoArtículo. Sin este equipo de profesionales esta publicación no habría sido posible.

Fuentes:
● Notas preliminares sobre los Mastodontes Gonfoterios (Mammalia: Proboscidea) del cuaternario venezolano. Carrillo B. et al (2008) en U.L.A.
● Los elefantes rápidos, ¿corren o caminan? en BBC Mundo.
● Imágenes de: www.ktqmene.com, juanjosemora.com.ve, www.msanchezlab.net, wikipedia.

¿De dónde viene el gas en Venezuela?



Gas natural en Venezuela: Con el descubrimiento de nuevos yacimientos, Venezuela ha pasado a tener la mayor reserva de gas natural de Sudamérica y la octava del mundo. Según la OPEP, la producción comercial de gas natural de Venezuela asciende a 26.000 millones de metros cúbicos. Según el ente Nacional de Gas, casi la totalidad de este hidrocarburo se destina al consumo interno, aunque hay proyectos para exportar en gran cantidad. Alguna vez se ha preguntado: ¿De dónde viene el gas en Venezuela?
R: El gas al igual que el petróleo es de origen fósil. Se origina a partir de restos de plantas y microorganismos enterrados por millones de años y sujetos a distintos procesos físicos y químicos.

Hace nueve millones de años en Sudamérica vivían 14 especies de cocodrilos


Durante el Mioceno América del Sur estuvo poblada, por lo menos, de hasta 14 especies de cocodrilos, 7 de las cuales compartían la misma zona geográfica, “un fenómeno nunca observado en especies actuales”, según un estudio liderado por la Universidad de Zúrich que cuenta con participación española. Todas desaparecieron debido a la elevación de los Andes, que modificó el curso de los ríos.

Actualmente, las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de Sudamérica y el Sudeste asiático, donde viven hasta seis especies de aligátor y cuatro especies de cocodrilo. A pesar de esta elevada diversidad, solo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área.

Un estudio publicado en el último número de la revista Nature Communications describe un panorama completamente distinto hace entre 9 y 5 millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco había hasta catorce especies de cocodrilos y por lo menos siete de ellas compartían el mismo espacio.

En este estudio, liderado por Marcelo Sánchez y Torsten Scheyer de la Universidad de Zúrich (Suiza) y en el que ha participado Massimo Delfino, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y de la Universidad de Torino, los paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán que presentaba unos dientes esféricos y Crocodylus falconensis, un cocodrilo que podía llegar a los 4 metros de longitud.

Imagen de www.agenciasinc.es
Cabeza de Globidentosuchus brachyrostris
Los investigadores han constatado la presencia de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada dieta.

Los dientes esféricos de Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían llegar a los 12 metros de longitud, se alimentaban de tortugas, grandes roedores y otros cocodrilos pequeños. Esta elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las mismas zonas sin competir por los recursos.

Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines.

Hace 5 millones de años todas se extinguieron

El estudio también describe la extinción de todas estas especies hace 5 millones de años. Toda esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el Urumaco –un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo de Venezuela– desapareció seguramente debido a la elevación de los Andes que modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías del Atlántico.

Pese a que la destrucción del hábitat supuso la extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas.

21 mayo 2013, 19:10

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